martes, 29 de marzo de 2016

Ventana indiscreta



Desde mi ventana veo la vida pasar… Veo a la gente abrigarse cada día más, señal inequívoca de que es tiempo de frío, de castañas, de mantita, y sofá… de café con leche y “tele dormidera”…

Desde donde estoy veo el edificio de en frente con sus dueños que van del salón a la cocina y de la cocina al salón, mientras la señora de la limpieza, va dejando los cristales impolutos, las alfombras sin una sola pelusa, los cacharros de la cocina brillantes…Esas cosas se ven desde mi ventana aunque uno no quiera…Desde mi ventana escucho las conversaciones de la gente aunque uno no quiera escuchar. 

Desde mi ventana también veo un piso de persianas bajadas con un cartel de “se vende”. Todas las persianas bajadas menos la del salón que permanece día y noche abierta; sé que hay alguien porque al llegar la noche se enciende una luz que ilumina el  salón; un baile de luces en el espacio en el que puede posarse mi vista, indican que un televisor encendido acompaña su soledad: testigo inanimado de su pasar diario, al que seguramente el dueño mirará sin ver, entre papeles y facturas… Desde donde estoy sigo el día a día de su imaginaria vida; de ese transcurrir que yo me invento, en el pasar del tiempo: tú no te figuras que hay alguien al que de alguna manera le preocupas: ¿cómo te encuentras?…que ese alguien ha forjado de tu vida una historia muy particular.


Y sigo en la ventana; esa ventana a la que le hace falta un buen repaso de trapo y de cristasol, pero a la que dejo vestida de polvo por sentirme arropado, consciente de que puede haber alguien que vea mi vida pasar, como yo veo la de los demás.


Salah Selmane

No hay comentarios:

Publicar un comentario