martes, 8 de marzo de 2016

Esa tan cuadrada

Esa tan cuadrada, tan inamovible, todos los días está igual de quieta en el centro de esa pared. Observo, y lo hago con la mirada perdida en el fondo. Veo niños jugando, y no puedo evitar pensar lo rápido que pasa el tiempo.

Cuando yo era un niño, cada vez que me veían mis familiares siempre decían que había crecido mucho, y yo no lo podía entender.

Ahora estoy asombrado por la rapidez con la que pasa el tiempo. Los días parecen durar lo mismo, pero los años pasan volando. La vivencia se convierte en una rutina automática de la que apenas somos conscientes, los días y las semanas se diluyen en nuestro recuerdo y solo queda la sensación de aquel tiempo que fue muy bien o de otro que no lo fue tanto, por lo que llego a la conclusión de que el tiempo vivido felizmente, pasó muy rápido y no pude disfrutarlo plenamente. Y ese otro que no me pareció tan feliz, qué largo y tedioso fue, llegas a tener miedo de que nunca se acabe.

Hay que pensar en lo importante y en lo que no lo es. El tiempo es algo que no hay que consumir a borbotones, hay que saber saborearlo y decidir en qué lo gastas, porque no volverás a disfrutar nunca más del que pasó ayer.

Jose Luis Garcia-Consuegra

No hay comentarios:

Publicar un comentario