viernes, 18 de marzo de 2016

Cuando me asomo a mi ventana

Cuando me asomo a mi ventana me hace pensar en lo que se me ha quedado mi vida. Veo pasar parejas de matrimonios, unos van dialogando cogidos de la mano. Otros deben ir pasándoselo bien, por lo sonrientes que se les ve.
Yo entonces pienso ¿cuántas veces he ido yo así? ¿Habrán sufrido otras personas como me pasa a mí ahora? Yo ahora no puedo ser lo feliz como les veo a ellos, ni lo feliz que he sido siempre. Ahora todo lo mío pertenece a mi pasado.
Me asomo a mi ventana y veo a los adolescentes en plena edad de divertirse, pasarlo bien. Amigos y amigas. ¡Cuánto disfruto verlos así de divertidos! Apoyada en mi ventana pienso “disfrutad todo lo que podáis”. Tenéis la edad para ello. Aprovechad que es lo único que nos llevamos en esta vida.
Asomada en la ventana pienso qué será de esos adolescentes, de los niños que pasan cuando pase un tiempo no muy lejano. ¿Cómo estará la vida entonces?
Cuando me asomo a la ventana quiero pensar más en positivo. Me ayuda cuando hay un día de sol. ¡Qué tiempo más bonito! Los niños disfrutan, saltan, brincan en medio de la naturaleza… También disfrutan los padres al ver a sus hijos pasando un día tan feliz.
Me asomo a mi ventana y veo a los pajarillos volar de árbol en árbol, canturreando en su modo de expresarse.
Cuando va pasando el día, también veo desde mi ventana una bonita puesta de sol. Se va metiendo poco a poco entre los montes, ese reflejo rojizo, hasta que veo que se ha escondido el sol.
Con ello prácticamente se acaba el día, pensando que para mi ha sido un día bonito… ver las cosas tan claras desde mi verdadera ventana.

ISI SUSMOZAS.

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