Voy a ir de vacaciones a Córdoba con mi mujer y mis dos
hijos todo el mes de agosto, a visitar a mis suegros y cuñados, que se tuvieron
que marchar por cuestión de trabajo. De eso hace ya treinta años, lo que llevan
viviendo en Córdoba. Cogemos el tren desde Bilbao a Málaga, pero que para en
Córdoba.
Salimos a las nueve y media de la noche, y la llegada, está
previsto que sea sobre las ocho y media de la mañana. Nos montamos en el tren y
colocamos las maletas. Una vez colocadas las maletas, me voy un rato al
pasillo. Sobre las once de la noche como el bocadillo. Después de eso, voy al
baño a fumar un cigarro. Luego me tumbo en la litera, me quedo dormido. A
medianoche me despierto, miro por la ventana y estamos en Madrid. Me duermo un
rato; me despierta mi mujer y me dice que ya hemos llegado a Córdoba. Miro por
la ventana y veo a mis suegros esperándonos. Todo son besos y abrazos.
Así ha sido el viaje a Córdoba.
Carlos
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