Tengo un despertar muy bonito, ya que en mi ventana unos
pajaritos tienen un nido. Todos los días a las 6 de la mañana, hacen un
concierto muy agradable que me deja tonta.
Puedo quedarme una hora o dos, porque, a continuación, comienza
el desfile de los niños con sus padre, madre, abuelitos, muchos cogidos de las
manos y otros en sus cochecitos. Es un ir y venir como un desfile. El sonido de
los autobuses y los coches, el andar suave de las personas mayores es como un
cuento de hadas que no tiene fin.
Tengo unas rosas rojas en la ventana, que cuido con mucho
amor, porque forman parte de mi historia en la ventana.
No sé si mi ventana es un milagro o una bendición, ya que
puedo ver desde ella muchas cosas a lo largo del día.
Mañana será otro día. Mi ventana es muy especial.
Dora
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