En mi pueblo, en las mañanas de invierno,
me despertaba muy prontito y miraba por mi ventana.
Veía todos los pajaritos que venían a comer
lo que lo que le poníamos nosotros. Les poníamos trampas para poder cogerlos. Me ponía
muy contenta cuando los cogía para dejarlos sueltos en casa. Luego los dejaba
libres otra vez. En invierno, así se me pasaban las mañanas.
En primavera, delante de casa tengo muchos
árboles que cuando florecen se ponen muy bonitos.
Sin embargo, ahora veo sólo mis geranios,
muy bonitos, y de vez en cuando, algún vecino.
Laura
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