Es curioso cuantas cosas, se pueden ver
a través de una ventana. Podemos mirar por la de muchos lugares, y sitios. La
de un restaurante cuando vamos a comer, la de un médico cuando acudimos a él, o
la de un autobús cuando viajamos, y miramos tras los cristales todo lo que el
exterior nos ofrece. Pero yo voy a contar lo que desde la ventana de mi casa
veo, y que, para mí, es lo más bonito que la vista me pueda regalar, cuando
miro tras ésta, y sólo observo paisajes hermosos y belleza.
Afortunadamente, yo vivo en un
lugar apartado de la circulación o del estrés cotidiano de la ciudad, en
el mismo pueblo en que nací, muy cerca de Galdakao. Un pueblecito pequeño de
escasos habitantes, pero que está más en contacto con la naturaleza. Lejos de
los ruidos, del humo, y de la contaminación. Un lugar precioso donde se
respira paz, y tranquilidad.
Cuando subo la persiana en los días de primavera, me deleito al contemplar el brillo de un día soleado que empieza a amanecer, las flores de vivos colores, o el suave olor a jazmín, que han nacido ya, en mi pequeño jardín. ¡¡Una maravilla digna de ver!!, de la que puedo disfrutar cada día, cuando me levanto y me asomo tras ella. Para mí, todas las estaciones del año son bellas cuando las diviso desde mi ventana. Pero, sobre todo, cuando llega el crudo invierno, y la nieve lo cubre todo, es una de las imágenes más bonitas, y mágicas que la vista me pueda ofrecer, igual que una preciosa estampa navideña de blanco esplendor, cuando la observo a través de mis cristales empañados de vaho. De una gélida mañana, de esta fría estación.
Cuando subo la persiana en los días de primavera, me deleito al contemplar el brillo de un día soleado que empieza a amanecer, las flores de vivos colores, o el suave olor a jazmín, que han nacido ya, en mi pequeño jardín. ¡¡Una maravilla digna de ver!!, de la que puedo disfrutar cada día, cuando me levanto y me asomo tras ella. Para mí, todas las estaciones del año son bellas cuando las diviso desde mi ventana. Pero, sobre todo, cuando llega el crudo invierno, y la nieve lo cubre todo, es una de las imágenes más bonitas, y mágicas que la vista me pueda ofrecer, igual que una preciosa estampa navideña de blanco esplendor, cuando la observo a través de mis cristales empañados de vaho. De una gélida mañana, de esta fría estación.
Por todo ello, el mirar por ésta, cada
día de mi vida, me da verdaderas satisfacciones por la diversidad de
cosas hermosas que puedo contemplar. Pero a veces miro, sin ni
siquiera ver, lo que la vista me brinda, por estar absorta en mis
pensamientos, o cuando la melancolía se adueña de mí, por recuerdos del
pasado, o la añoranza del ayer, o simplemente cuando me recreo al pensar en
aquella infancia tan bonita, que yo viví, llena de imborrables,
recuerdos, que nunca ya, olvidaré. Aunque la niñez ha quedado atrás, el verdor
y la frondosidad de los montes de mi tierra, perdura en el tiempo con toda su
belleza y esplendor a pesar de los años pasados, Pero sobre todo, y lo más
importante, es el poder disfrutar de ese aire tan puro y sano que cada día
respiro. Y gozando únicamente, de la calma, de la tranquilidad y de esa paz, que para siempre, me dará
¡¡este bonito pueblo donde vivo yo!!
María
Jesús Epelde
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