Desde mi ventana veo las
hojas de los árboles, dulcemente mecidas por la suave brisa del aire, mientras
el sol va tiñendo el cielo en rojos y naranjas. Cambiando en pocos segundos las
tonalidades, como una danza, como un juego.
Veo un grupo de niños
corriendo tras una pelota de colores, mientras los pajarillos me regalan sus
hermosos trinos, un canto al día que acaba, una bella melodía que llega al
alma.
Veo salir la luna que me
hipnotiza con su resplandor, en un cielo que va tornándose añil.
Veo la calma, veo la paz de
una noche regada por el brillo de millones de estrellas, que centellean en el
infinito cielo.
Y aspiro el aroma de la
noche, huele a tierra mojada, huele a tranquilidad.
Desde mi ventana, veo mi
vida, mis ilusiones, veo mis sueños y alegrías.
Marian Díaz
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