lunes, 14 de marzo de 2016

EL NIDO

Por la ventana vi un coche que pasaba. Creí que el coche, de lo rápido que iba, se salvó de milagro; no se lo llevó por delante, porque pegó un salto y ésa fue su salvación. El tío iba loco con el coche.
En la ventana vi una paloma que iba volando; cómo iría que pegó contra un camión que estaba parado; con tanta fuerza se dio que quedó medio atontada.
También una señora, vi por la ventana, que pegó un tropezón y, menos mal que tuvo suerte, y se quedó solamente en un susto, que se podía haber hecho una avería grande, porque la señora ya era mayor.
Desde mi ventana veo los pajaritos que se meten por el agujero, que allí tienen el nido de las crías y les llevan la comida: se mete la hembra, cuando sale la hembra se mete el macho y así uno y otro vienen constantemente. Y también, cuando ya son grandes, se ponen en la misma puerta del agujero y, como salen para que les den la comida, la hembra va primero y luego el macho. Es cosa bonita verles dándoles la comida. Es una cosa hermosa de qué manera los cuidan y qué rapidez tienen. Si no lo veo, no lo creo.



                                                                    Ramón

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